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¿Qué ha sido de discotecas míticas de Valencia y La Ruta?

Barraca, Chocolate, Puzzle, Spook, The Face, ACTV, Espiral, Distrito 10, Arena o Jardines marcaron época. Alguna sigue abierta, la mayoría cerró y sus locales están abandonados y en otros casos nuevos negocios ocupan su lugar

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Fueron lugares de encuentro, símbolos para varias generaciones, centros de vanguardia musical nacional e hitos arquitectónicos. Nos referimos a las discotecas valencianas que se convirtieron en míticas, y que con el transcurrir de los años, han cerrado sus puertas o transformado en otros negocios.

En determinados casos, han resistido el paso del tiempo y se mantienen todavía abiertos al gran público. Es el caso de la más veterana y probablemente la más influyente, Barraca, abierta desde 1965. «Era una barraca y un belga le puso una bola de espejitos y se bailaba agarrados y casi con clandestinamente, imagínate en medio de los arrozales», recuerda el periodista Miguel Ángel Pastor.

Barraca

Tras varios años reinventándose, abriendo incluso sólo bimensualmente, ofrece actualmente sesiones semanales de música electrónica para cerca de 1.000 personas. Puntualmente revisa el pasado con la ‘Barraca Family’. «Lo hacemos dos veces al año y así recuperamos la esencia del local» afirma Francis Sancho, director de la discoteca que se ubica en Les Palmeretes.

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En esas sesiones reaparece, Carlos Simó que en 1982 siendo camarero, “pasó” a cabina, cambiando la inercia y la historia de las discotecas valencianas. «Iba y venía de Londres todas las semanas, algo poco habitual por entonces y traía música que nadie ponía en España, con lo que se convirtió en un lugar de culto en todo el país», sostiene Miguel Ángel Pastor, periodista.

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Aquello originó el nacimiento de otros locales que al abrigo de la primera conquistarían a los clientes, como Chocolate, Puzzle o Spook Factory. «La jugada era ir primero a Barraca y luego a Chocolate, que tenía un punto más duro, con el Toni ‘El Gitano’ poniendo la música, además de los conciertos que allí hacían, que eran de calidad» recuerda Ramón Palomar, periodista y escritor que conoció como cliente aquellos templos de ocio allá por los años 80.

Chocolate

Chocolate que nació en un antiguo secadero y almacén de arroz sobre 1980 cerró sus puertas en 2007. Actualmente mantiene sus puertas abiertas una vez al mes, bajo el nombre de Qoqoa. El cambio de propietarios llegó sobre el año 2008. Para los nostálgicos programan sesiones de recuerdo para el sonido que envolvían su terraza y aparcamiento.

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Inolvidables fueron sus himnos que venían a ser una especie de variación de la pieza ‘In the Hall of Mountain King’, de la suite Peer Gynt de Eduard Grieg. Los temas se hacían legendarios como los que sonaron unos kilómetros más hacia Valencia, en Spook.

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Spook Factory

En 1984 llegaba Spook. Anteriormente llamada San Francisco, y dedicada a gente más convencional. «Abría todos los días, con música lenta, era como la que tenía en frente, Canal, pero cambiaron de dueños y se transformó en un local por el que pasaron grandes de la música. Un reventón de discoteca», dice Miguel Ángel Pastor.

Con horarios absolutamente transgresores para la época. Puesto que los viernes abrían a las 12 de la noche y cerraban a las 4, y aprovechando la falta de regulación, volvían a abrir a las seis. Hasta 4.000 personas se daban cita a partir de esa hora hasta el mediodía del sábado, inventando con ello las sesiones ‘after-hours’, como escribía Pastor en Las Provincias, en junio del año pasado.

Puzzle

Cuatro años más tarde de reconvertirse la antigua San Francisco en Spook, nació Puzzle, que echó el cierre en 2011. Su entrada en escena la convirtió también un referente de una época. También jugaba con los horarios.

Lo habitual era llegar aquí a las nueva de la mañana después de estar en Chocolate, para cambiar la potencia y dureza de uno por la “suavidad” de día del otro. Por su cabina han pasado grandes nombres de los djs nacionales e internacionales

The Face y ACTV

No muy lejos de las anteriores se ubicaba The Face, anteriormente Dream Village, hoy abandonada y ocupada por indigentes. Una terraza muy ibicenca y con otro tipo de oferta para sus visitantes. Aquí como en tantas otras el parking se convertiría en una extensión de los locales, aún incluso, en partes más importantes que la de los interiores.

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Fenómenos que también se plasmaron en ACTV, donde hoy se ubica Aquarela, una discoteca de horarios poco habituales, sesiones de domingos por la tarde incluidas, y cuyo nombre procede de unas antiguas termas, Actividades Culturales de Termas Victoria. «Era impresionante, no había normativa clara, aquello no tenía paseo marítimo, cerca de medio millón de personas se acercaban, cada garito abría y cerraba a una hora, Valencia se abrió al mar, pero por la noche», revive Ramón Palomar.

La zona de interior

En L’Eliana y allá por 1986 surgía otra disco para la historia. Espiral, que liderada por su DJ, Jesús Brisa, optó por un sonido poco comercial y muy electrónico. Junto a NOD, se convirtieron en las dos discotecas que más adeptos generaban en el interior de Valencia. Cerró en 1995. Hoy es un concesionario de coches.

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Los sonidos que sonaron en Espiral, evolucionaron, desde los sonidos pop-rock electrónicos, pasando por verdaderos himnos de grupos como “A Split Second” o “Propaganda”, hasta llegar a principios de los 90 con sonidos más contundentes.

Valencia ciudad

En la ciudad también se erigieron locales de gran fama. Como Distrito 10, hoy un centro de estudios y que fue considerada como la mejor discoteca de Europa. «Se hizo una inversión impresionante, se premió en Europa, y como obra arquitectónica no tenía nada que envidiar a Studio54 de Nueva York. Pero también cayó». La bajada de persianas se produjo en 1994 tras haber invertido 350 millones de pesetas (más de dos millones de euros) en el año 1982, para su fastuosa puesta en marcha

Por ese tiempo también aparecieron Jardines del Real y Woody, hoy cerradas tras varias épocas de lucidez y decadencia pero siempre con miles de clientes tras sus puertas

Otro de los templos fue Arena, nacida en 1984 y por la que pasaron Ramones, Radio Futura, The Mission, Inamculate Fools o Simply Red entre otros. Triunfó en la década de los ochenta, pero luego con el paso del tiempo la discoteca no acabó de funcionar como se esperaban. Cambió de nombre por diferencias con el propietario de la famosa marca Pachá y aún así todavía ofreció después conciertos memorables. Hoy es noticia por el abandono y los derrumbes que sufre en su estructura.

Por aquellos y otros tiempos fueron noticia y para muchos símbolos, otros establecimientos como El Templo de Cullera, pero todos ellos sucumbieron a las generaciones que cambiaron sus gustos de ocio, o a otros factores. Pero y aunque en determinados tiempos se les señalaran a algunas para mal, lo cierto es que todas ellas deben formar parte de la historia, de la cultura y de la música.

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